Las cosas del querer

Yo soy de natural espernible (según la RAE, que merece desprecio, pero en nuestros entorno usamos la palabra como arisca, poco dada a recibir mimitos/pasteleos excesivos) pero es que desde hace 5 días he dado más besos y achuchones que en toda mi vida, tengo una cara de imbécil con pérdida de líquido cerebral que no me quita ni la mejor bb-cream del mercado. 
Estoy perdiendo todos los palos del sombrajo (qué me gustan las expresiones de pueblo, ¡copón!) con mi pequeña gitana. Esa que ha nacido con un melenón negro que le hace rizo por encima de los pijamas y que baila sevillanas mientras duerme, con sus microdeditos extendidos.
Estuve todo el embarazo muy tranquila, sin prisa por conocerla, mientras que su padre se jartaba a decirle monerías a la barriga ansioso por tenerla con él. Pero desde que ha salido (o la he desahuciado, más bien) me tiene a su merced. Cuánto me queda por aprender del amor de madre, ¡pero está claro que estoy enamorada! 
¡A ser felices! :D